La sombra

En una calurosa noche de verano, pude ver desde la ventana de mi habitación, como un árbol proyectaba su enorme sombra encima de la cama. Amenazante, perturbador, prometía batallar con mi perpétuo insomnio arrojandome su oscuridad sobre mi. ¿Qué podía hacer ante semejante criatura hostil?
Observaba sus largas garras, sus pequeñas hojas afiladas proyectadas en mis brazos, me hacía temer lo peor. ¿Y si estaba despierta viviendo una auténtica pesadilla?
La temblorosa luz de la farola, parecía parpadear y en ocasiones la sombra se perdía en la oscuridad nocturna. Cuando parecía que podría, por fin, intentar conciliar el sueño... de nuevo esa lucecita indecisa volvía a funcionar.
Como un segundo edredón, caía esa negra sombra en mi... me asustaba, me asfixiaba. Trataba en vano de controlar lo incontrolable, esa sombra no era más que el reflejo de mi gran temor.
Lo irracional, lo nocturno, lo inconsciente... lo indecible. 

Noche

Es noche cerrada, hace frío y todo está en silencio. La luna hoy va menguando, hasta esconderse bajo un velo negro que la ocultará hasta su nuevo renacimiento. De nuevo a horas intempestivas, mi sueño se ha volatilizado. En silencio me acompaña mi soledad y mi desazón.
Trato en vano intentar acallar mi mente, mi parlanchina mente, que aprovecha el silencio ensordecedor que brinda la noche para hablarme de temores. Esos temores que cargas a las espaldas durante todo el día, que ignoras con estoicismo, pero a la noche... en la negra y oscura noche; florecen, se engrandecen y se muestran en todo su esplendor.
¿Y que hacer para tratar de empequeñecerlos? Escribir... solo se me ocurre escribir, porque no tengo otro modo de acallarlos ni de afrontarlos.
Cada noche de insomnio, es una batalla que libro en mi mente y se que algún día seré libre de ese indeseable invitado que es el no dormir. Pero entre tanto, en la oscuridad de esta noche me encuentro mirándome en esos espejos distorsionados de los temores. Tratando de averiguar porque vienen a mi, porque debo de perder lo más sagrado que es el dormir.

Reflexionando con Sócrates

" Las verdaderas batallas se libran en el interior" 

Sócrates

El filosofo no dejó por escrito sus pensamientos, tan solo podemos leer en las obras de Platón su posterior influencia. Quizás nos ha llegado una imagen mitificada del filósofo, en donde sus defectos (porque todo ser humano los tiene), han sido borrados a favor de su inmensa sabiduría, dejando una semilla perdurable en la filosofía.
En la obra de Platón, "apología de Sócrates" Sócrates, se encuentra ante el jurado que lo a de condenar a muerte y les dice:  

"... Amigo mío, ¿Cómo es que siendo de Atenas, la ciudad mayor y más famosa por su poder y sabiduría, no te avergüenzas de no pensar sino en acumular riquezas, gloria y honores, sin preocuparte lo más mínimo de la sabiduría, de la verdad ni de perfeccionar tu alma?..." 

"Apología de Sócrates", Platón. 

Este párrafo, encuentro que describe perfectamente la situación que estamos viviendo ahora. Tenemos un conocimiento que podría hacer vivir a la humanidad de una manera mucho más avanzada que ahora. Con sociedad avanzada no me refiero solo a nivel de tecnología, sino también nivel de igualdad, justicia y libertad. 

Pero aún, seguimos arrastrando, como sociedad e individuos, esas cadenas de querer acumular riquezas, gloria y honor. Y quizás estamos más obsesionados con las riquezas que la gloria y el honor...  estos requisitos que pedimos a nuestra existencia, llevados al extremo es lo que produce todo el gran desequilibrio social que vivimos constantemente. En mi opinión, la justa medida de las emociones y las posesiones materiales, es lo que traerá el equilibrio. 

 

Una pequeña definición de valor...

 "Valor es saber que estás cansado de aguantar la situación, aceptar que sientes el impulso de correr y deseas huir del problema. Pero hay algo en tu interior que clama que hagas lo correcto, lo justo y decides enfrentarte a ese problema"

Muchas veces nos enfrentamos a lo largo de nuestro camino, a situaciones que requieren un valor sobrehumano. Incluso algunas personas creen que carecen del valor suficiente para enfrentarse a esos problemas, porque todo les da miedo. Ven imposible la solución de esos conflictos y deciden encerrarse en un coraza de acero.
Pienso que el valor no nace de una convicción de ideas, si no de reconocer que tienes miedo. Aceptarlo como algo natural y ser consciente de ese sentimiento.

Nuestro lugar en el universo

Llevo tiempo, leyendo artículos de astronomía y de la formación del universo. Parece increíble que poseamos estos conocimientos y aún, haya gente que tenga ideas tan destructivas como destruir la naturaleza por una absurda idea de sacar dinero.
Viendo la tierra, desde el espacio, los seres humanos como individuos dejamos de existir y nos vemos en conjunto. Por extraño que parezca, puede que nuestro planeta en su totalidad, sea algo poco frecuente en el universo. Nuestro deber, como seres dotados de algún tipo de inteligencia, debería ser conservar la naturaleza por que ella (y nosotros formamos parte de ella) somos pequeñas perlas de vida consciente, de vida que se cuestiona de donde venimos... 
Creo que como civilización debemos avanzar hacia un pensamiento más pacífico, una sociedad más justa y compasiva.

Lugar original de la imagen:
http://observatorio.info/2013/09/tierra-equinoccial/

Insomne

A veces tengo insomnio, sea porque mi cabeza se dedica a dar vueltas a pensamientos erráticos o porque siento que mi vida es una pérdida de tiempo. Esa mezcla de sentimientos, con el calor estival o los cambios hormonales que sufro cada mes, son los que me hacen perder el sueño.
Y me pregunto a mi misma; ¿Soy feliz con lo que hago en mi vida? y sigo pensando; ¿Alguien es feliz con lo que hace en su vida?, ¿No es acaso la felicidad un gran espejismo de deseos creados a cada instante, para motivarnos a seguir adelante?
¿No es,  acaso, la novedad lo que nos hace avanzar en nuestra rutina? y sí esa capacidad para generar "novedades" en nuestra vida se agota, ¿Qué sucede?... entonces es cuando mi mente, entra en ese laberinto de preguntas con difícil respuesta, que me lleva a plantearme el porque de mi existencia.
Y también, como es evidente, en la propagación de mi vida a través de los posibles hijos que pueda tener.
Cuestiones acerca de la felicidad, de los sueños personales y la vida, me acechan algunas noches que hacen que me mantenga en vela.

Reflexionando acerca del egoísmo

"Nada nos pertenece, por que todo tiene un tiempo limitado. Sabiendo esto, el egoísmo no tiene ningún sentido."

He llegado a esta conclusión a través de mi experiencia, sea por la realidad a la que me he visto abocada en más de una ocasión o por ser consciente del paso del tiempo. El caso es que, pienso que en realidad nada nos pertenece, ni si quiera nuestra propia mente. Todo está sujeto a la vulnerabilidad propia del ser humano.
Querer desear todo o mirar por uno mismo a niveles elevados, es propio de espiritus materiales. Personas que creen que con sus posesiones o su estatus social, todo lo pueden sin límites. Pero creo que es una actitud equivocada, fruto de una débil percepción del mundo que nos rodea. 

Salvaguardarse uno mismo de los males que nos puedan acechar, es una ley natural de supervivencia, es deseable poder sobrevivir para propagar la especie. Pero pienso que a de haber un límite ético y moral que no nos permita caer en el abismo. Considero que un egoísmo enfermizo, como creo que tienen algunas personas afanosas en ganar cantidades absurdas de dinero, no es bueno.

Generar sufrimiento a personas ajenas a su vida, mandar silenciar las voces discordantes con su actitud desmedida, no es algo propio de personas inteligentes y racionales. Me quedo perpleja al ver el mundo que estamos haciendo entre todos, no tiene apenas sentido que unos tengan de sobras para vivir cien vidas seguidas y otros mueran de inanición con tan solo cinco años de edad.

Creo que el egoísmo, no debería de ser malo en una medida adecuada; porque ha logrado que podamos sobrevivir como especie. Pero  es hora que cambiemos nuestra forma de percibirlo como algo deseable, hemos de sobreponernos al egoísmo y ver el mundo en su conjunto. Hemos de pensar en todos, en nuestros coetáneos y en los decendientes futuros. Si nos encerramos en un egoísmo corto de miras, acabaremos perjudicando nuestra especie y nuestro planeta.